El campeón humano

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September, 2018

Carlos Sastre, ganador del Tour 2008, nos enseña cómo es posible seguir siendo humildes la cima del mundo.

Embrun - Alpe d’Huez, 23 de julio de 2008. A lo largo de las 21 curvas más fascinantes del ciclismo que conducen a la cima de Alpe d’Huez, Carlos Sastre Candil, oriundo de Madrid, gana la etapa y se viste de amarillo, por primera vez en su carrera, tras emprender una escapada épica y dejar una distancia imposible de alcanzar entre él y sus adversarios en la contrarreloj final de Cérilly, programada para el penúltimo día de carrera. Celebra la victoria de manera contenida, ya que, en el fondo de su triste mirada, alberga el doloroso recuerdo de su cuñado José María Jiménez (otro gran escalador), que murió prematuramente.

Carlos Sastre es un hombre reservado y profundo que, cuando tenía 33 años, ha llegado a la cima del mundo. Con muchísimo esfuerzo. Y con esa humildad que rara vez se aprecia en quienes logran una hazaña de tal magnitud: «Solo hice lo que tenía que hacer... Estar tranquilo, confiar en mí, escuchar los consejos de mis compañeros de equipo, seguir mis instintos y administrar mis fuerzas. Es una victoria lograda gracias al trabajo en equipo: pienso en Stuart O’Grady, que ganó una Roubaix y se sacrificó en las llanuras; pienso en Fabian Cancellara, quien, en este Tour, renunció a ganar una etapa para poder ayudarme en montaña». Porque «Carlitos», antes que corredor, es un gran hombre: «Con mis compañeros me gusta hablar, escuchar y decidir de forma conjunta. De modo que, cuando pido ayuda, ¡sé que recibiré aún más! Hace tres semanas, cuando comenzó el Tour, no pensé que llegaría a París con el maillot amarillo... Lo deseaba, por supuesto... Sabía que me había preparado como nunca antes, pero luego está la carrera, con sus situaciones impredecibles y con el resto de corredores».

Ciclista profesional de 1997 a 2011, con características de escalador, Carlos fue un gran especialista en carreras por etapas: además de la victoria del Tour de Francia en 2008 (séptimo corredor español en ganar la Grande Boucle), ha subido seis veces al podio en una gran vuelta ciclista (una vez en el Giro de Italia, dos veces en el Tour de Francia y tres veces en la Vuelta a España). A lo largo de su carrera, también ha ganado dos etapas en el Giro de Italia y tres en el Tour de Francia, además de imponerse en la clasificación de montaña de la Vuelta a España, en el año 2000. Diez años después de una victoria tan importante, sigue siendo el mismo de siempre: por fuera, tímido y reservado; por dentro, puro corazón. Una de esas personas que prefiere hablar con hechos.

Hola, Carlos, ¿cómo estás? ¡Es un placer verte de nuevo! ¿Cuál es el mejor recuerdo de tu espléndida carrera profesional? «¡Muy bien, gracias! Hay muchos recuerdos excepcionales en los 15 años de carrera como ciclista profesional. ¡Recuerdo cada uno de los 500.000 kilómetros que he recorrido sobre la bicicleta! El Tour de Francia es la victoria más hermosa por todo lo que me ha dado y me sigue dando... Desde pequeño, siempre he soñado con emprender esta carrera y ganar el Tour. Llevo trabajando toda la vida por cumplir este sueño y, en 2008, por fin se hizo realidad».

¿Qué has sentido al estar en la cima del mundo en la carrera por etapas más importante? «Hablar del Tour de Francia significa hablar de prestigio, de una carrera conocida a nivel mundial... y, cuando se habla del ganador, te sientes parte de ello porque te acompaña día tras día... el Tour es el Tour. Además, para mí tiene un significado aún más profundo... Se lo dediqué a José María Jiménez, mi cuñado y mi compañero de entrenamiento: casi como mi hermano, hemos compartido el ciclismo y la vida. En este Tour, también estuvo conmigo. Y lo gané por él tambien».

¿Qué se siente al bajarse del sillín después de una carrera con tanto esfuerzo y satisfacción? «He decidido yo cuándo retirarme... y cuando tú, en primera persona, tomas una decisión, todo es más fácil porque, de alguna manera, estás preparado para el cambio. Además, no he tenido tiempo de pensar demasiado porque, en tan solo tres meses, hemos construido un edificio de 3 plantas en el centro de la ciudad y hemos abierto una tienda de bicicletas... He estado muy ocupado y, por eso, la transición ha sido más llevadera».

¿Qué papel juega el ciclismo en tu vida hoy? «Ocupa casi todo mi tiempo... En esta nueva etapa de mi vida, soy como un niño, que crece y aprende día tras día, y centro mis actividades en personas con diversidad funcional para promover el deporte inclusivo. También he cumplido un sueño: he abierto un centro deportivo, el Carlos Sastre Sports Science, donde la salud del deportista es el elemento clave para construir al profesional... Asimismo, represento la «Fundación Víctor Sastre», fundada por mi padre en 1982 y dedicada a la promoción del ciclismo, donde se ayuda a los atletas a entrenarse tanto a nivel académico como deportivo. Desde hace varios años, tengo la suerte de conocer a personas que dedican su tiempo y su formación para que los más necesitados tengan más oportunidades en la vida. Esto me ha ayudado a comprender la solidaridad de una manera especial... Cada vez que puedo, me involucro y, al mismo tiempo, aprendo a ayudar. La vida está llena de experiencias que no te esperas y lo único que puedes hacer es dar las gracias al destino por permitirte vivirlas. Nuestro objetivo es hacer que los niños se acerquen al mundo del ciclismo con seguridad y respeto, fomentando un entorno más limpio y más humano, sensibilizando acerca de los beneficios para la salud que se derivan de ello y haciendo que la bicicleta se convierta en parte de sus vidas. Les enseñamos que el deporte es algo que debe hacerles sentir bien y que fortalece sus lazos de amistad, ya que con él se comparten experiencias y aventuras, se mejora la autoestima y se ayuda a superar cualquier obstáculo. También hacemos seguimientos de quienes quieren competir: les ayudamos a que conozcan las normas de las competiciones y de circulación, y a que comprendan la importancia de respetar a los adversarios y a sus compañeros de equipo, poniendo siempre la diversión como punto de partida. En este momento, estamos ofreciendo ayudas a 25 estudiantes, y nos gustaría seguir manteniéndolas e incluso aumentarlas. Aquí, la implicación, el esfuerzo y el trabajo diario de los estudiantes les dan la oportunidad de decidir si quieren continuar o no. Todos son conscientes de lo que están haciendo y su determinación está empezando a dar resultados».

En este compromiso filantrópico cuáles son las mayores satisfacciones? «Poder hacer lo que me gusta, transmitir mis conocimientos y ver a los niños crecer en un ambiente sano donde se divierten, aprenden y sueñan».

Hablemos de ecosostenibilidad, un tema muy presente también en Nobili... ¿Cómo podemos crear conciencia sobre este tema? «Mejorar la sociedad está en nuestras manos, para el beneficio de todo el mundo. Los niños son esponjas que aprenden jugando, ¡así que jugamos con ellos! Aquí les enseñamos qué significa respeto, convivencia y otras muchas cosas que les ayudarán a lo largo de sus vidas. Educar desde la infancia nos permitirá contar con grandes profesionales en el futuro».

El deporte puede representar una forma de integración, ¿cómo se logra transmitir el equilibrio entre competencia sana e inclusión? «El deporte siempre ha sido una manera de integrar a las personas y ayudarlas a que vean la vida desde otra perspectiva. El equilibrio llega cuando sabemos dónde estamos y qué queremos. Se puede explicar, pero es una cuestión tan personal que solo tú puedes encontrarlo...».

¿Qué representan el deporte y la bicicleta en la vida de las personas a las que ayudas? «El deporte significa mucho para ellos, por eso eligen un deporte tan exigente como el ciclismo... Sobre todo entienden el deporte y el ciclismo, como una forma educativa, como el inglés, las matemáticas o la física. Nadie sabe qué puede pasar en el futuro, por eso trabajamos tanto en el presente».

¿Cómo se transmite el valor del sacrificio? «Dándoles la oportunidad de soñar, de reír, de llorar, de sufrir, de ganar, de perder...».

¿Qué piensas del ciclismo profesional actual? «Me mantengo al día... porque en el futuro sueño con dirigir a mi propio equipo profesional. Creo en el ciclismo limpio. Sé cómo soy y qué sacrificios he hecho para lograr estos resultados. También sé que, en este mundo, siempre hay sospechas. Siempre habrá quienes intenten engañar... Lo importante es seguir luchando por ser honestos».

Cuéntanos alguna anécdota. «Durante mi primer Giro de Italia, en 1999, estábamos recorriendo una etapa muy larga: 260 km con llegada al Gran Sasso. Llovió de principio a fin y, después de remolcar a los otros compañeros durante más de 200 km, a los pies del Gran Sasso las fuerzas flaqueaban, cada kilómetro se hacía interminable... Se me habían acabado el agua y la comida... Al lado de la carretera había algunos seguidores que estaban haciendo una barbacoa. Me dieron una brocheta de carne y una Coca-Cola... ¡Me salvaron la vida! Gracias a ellos, logré llegar a la línea de meta dentro del tiempo máximo, creo que por 15 o 30 segundos... Sufrí, crecí y aprendí».

¿Qué significa y qué ha significado para ti la bicicleta? «La bicicleta ni te da, ni te quita... te enseña. ¡Y yo he tenido la oportunidad de aprender mucho!».

Nobili y el ciclismo siempre han hablado el mismo idioma. La victoria de Sastre en el Tour representa la punta de lanza de un vínculo que ha llevado a nuestra empresa por todo el mundo, a través de asociaciones con equipos profesionales, aparte de ser organizadora de varias ediciones del Gran Premio Nobili por las calles del lago Mggiore. Una rica historia de éxitos, con más de 170 carreras ganadas, incluyendo un Giro d’Italia (Ivan Basso), dos París-Roubaix (Fabian Cancellara y Stuart O’Grady), una Milano-Sanremo (Fabian Cancellara).